¿Cambiará 2013 la indiferencia de la gente ante el cambio climático? La psicóloga Ro Randall responde
La crisis económica ha robado protagonismo a la lucha contra
el cambio climático y estamos perdiendo un tiempo precioso. Lo reconoce en un
reciente informe incluso una institución tan poco sospechosa de cometer excesos
ecologistas como el Foro Económico Mundial, conocido también como Foro de
Davos.
El diario británico The Guardian pidió a Ro Randall que
escribiera su pronóstico sobre la actitud general ante el cambio climático en
este año que acaba de comenzar. Randall lidera el programa Carbon Conversations, cuya
finalidad es ayudar a detectar y vencer las resistencias psicológicas al cambio
de actitud que se precisa para hacer frente al cambio climático. En esta
entrada traducimos algunos párrafos que nos han parecido especialmente
interesantes. El artículo original en inglés puede leerse aquí.
Hace tres años, en diciembre de 2009, mi hijo volvió de la
15 Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático de Copenhague (COP15).
Había estado allí con UNFairplay, la ONG que él y algunos amigos fundaron para
ayudar a los pequeños países que no pudieron financiar suficientes delegados
para asistir a la marea de reuniones y digerir la masa de papeles. Trabajó con
la delegación de Kiribati, una pequeña isla del Pacífico que ya está
experimentando los efectos del cambio climático. Estaba pálido, exhausto y
callado, con el fracaso de la conferencia grabado en su cara. El tren hacia el
Puerto del que salía el ferry se retrasó. “Casi perdemos el barco” dijo. Para Kiribati
no hubo un casi. La COP15 fue el día en que el mundo perdió el barco y el
paisaje político y psicológico cambió.
Este año las noticias sobre la COP18 en Doha han sido
escasas. Ni The Guardian ha informado sobre el resultado en su edición impresa
(aunque su cobertura online ha sido buena). En los tres años que separan estas
dos conferencias, el interés del público por las noticias sobre cambio
climático se ha desvanecido. El paisaje
psicológico parece ser de indiferencia. Las
preocupaciones parecen haberse evaporado. Los lobbies se mueven confiados. Las
compañías de exploración petrolífera están alegres y sin complejos. Entre las
clases medias volar vuelve a ser correcto.
Para la mayoría de los negocios, en sus actuales formas, la
Sostenibilidad es una contradicción; la llamada triple dimensión es una
ilusión. El crecimiento económico
continuado indefinidamente destruirá el mundo natural del que dependemos. Muchas
empresas que nos resultan muy familiares, que nos proporcionan salarios y
cotizan para nuestras pensiones, no tienen lugar en un mundo bajo en carbono.
Deben desaparecer o, al menos, disminuir
su tamaño. El capitalismo necesita transformarse para proveer lo que es
necesario, en lugar de suministrar todo aquello que pueda imaginarse.
Para la mayoría, estos hechos son innombrables. Pueden ser
vociferados por los activistas y susurrados ocasionalmente en los consejos de
administración, pero raramente emergen en el discurso popular o en las decisiones
de negocio. Quedan bajo la superficie de las buenas intenciones y de las pequeñas
mejoras, contribuyendo a los incómodos sentimientos que dominan el paisaje
social.
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